Tim Kemple es el tipo de fotógrafo que hace lo que sea necesario para obtener una foto, ya sea escalar, trepar o colgarse en el aire con el equipo. Es un fotógrafo de acción que suele trabajar en lugares donde los demás no se atreven, o no pueden. Nos sentamos a charlar un rato.
Las fotografías de Tim Kemple hacen que el espectador se sienta parte de sus aventuras, que comenzaron cuando era niño y pasaba los fines de semana escalando, esquiando y haciendo excursiones. Cuando era adolescente, solía llevar una cámara de fotos y otra de vídeo para documentar sus aventuras. A los 19 años le publicaron su primera portada en la revista Climbing. Actualmente viaja por todo el mundo por encargo y para capturar sus propias aventuras en fotografía y vídeo, con Camp4 Collective, y tiene más de 24 000 seguidores en Instagram. Profoto se reunió con él para entrevistarle poco después de una sesión en la que se colgaba con escaladores sobre el mar en Mallorca.
¿Cómo tomaste la decisión de dedicarte a la fotografía? ¿Y por qué elegiste la fotografía de acción en exteriores?
Sinceramente, no creo que fuera una elección. Era algo que ya practicaba, siempre quería mejorar y me dedicaba a ello de forma activa. Al final resultó que pude ganar dinero con mi arte y, poco después, se convirtió en mi profesión.
¿Qué es lo que más te gusta de ser fotógrafo?
Creo que lo que me gusta de ser fotógrafo ha cambiado con el tiempo. Soy una persona con una curiosidad permanente por lo nuevo y lo desconocido. Al principio, lo único que me importaba era la acción. Quería capturar imágenes que se pudieran imprimir como pósteres para que mis amigos las colgaran en sus paredes. Luego, durante un tiempo, exploré los límites de la tecnología con cámaras y flashes para crear escenas hiperrealistas. Sin embargo, lo que busco últimamente son historias. Historias reales de personas y lugares que no sean necesariamente lo que uno espera o conoce.
¿Cómo aprendiste sobre fotografía e iluminación? ¿Por qué es tan importante la luz?
¡Jaja! (ríe) Solía leer revistas de patinaje y de moda, y luego salía e intentaba recrear las imágenes que había visto, pero lo hacía en el patio de mi casa, que era como si fuera en exteriores. Me río porque mi primer flash fue un speedlight barato y viejo que era imposible de disparar, así que ponía la cámara en un trípode, configuraba una exposición más larga y contaba hasta cero... 3,2,1 y, al llegar a 1, pulsaba el disparador y mi amigo disparaba el flash. Hasta creo que me publicaron un par de estas imágenes en revistas.
Empezaste trabajando con película de diapositiva. ¿Que influencia ha tenido la fotografía digital en tu trabajo?
La realidad es que las cámaras digitales revolucionaron lo que se podía hacer con la iluminación, ya que te permitían experimentar en tiempo real. Unos flashes por aquí, más potencia por allá, etc. Todo en tiempo real. Sé que los fotógrafos de moda ya hacían esto con las Polaroid, etc., pero para mí y mis amigos, que veníamos de la diapositiva, tener esa información de forma inmediata nos cambió la vida.
¿Cuál fue tu primer éxito y cómo te llegó?
No se puede decir que tuviera un “primer éxito”. Ha sido cuestión de suerte y un poco de talento en cada momento. Empecé haciendo fotografías para revistas, hasta que mis fotografías empezaron a aparecer en anuncios. Viajé en autocaravana durante un par de años. Tomaba fotos, escalaba, esquiaba y exploraba el oeste de los Estados Unidos. Con el tiempo, empecé a estresarme un poco por tener todo el equipo en la caravana, y tenía que dejarlo un par de semanas, ya que cada vez tenía más oportunidades de tomar fotografías, y empecé a viajar fuera de los EE. UU.
Actualmente, ¿cuál es tu ambición como fotógrafo?
¿Actualmente? Bueno, cuando empecé como fotógrafo, quería hace feliz al público. Esa era mi medida del éxito. Si ellos eran felices, yo también. Actualmente mi deseo es captar imágenes e historias que me hagan feliz a mí. Es mi arte y mi opinión; si al público le gusta, perfecto. Si no, no pasa nada. Me apetece seguir usando la tecnología para captar perspectivas y poner el foco sobre personas y lugares que no sean tan conocidos.
¿Cuándo empezaste a usar equipo Profoto?
Mi primer kit de iluminación de “estudio” fue un Profoto Pro-7B de segunda mano muy usado que compré en eBay. En serio. Usé aquel chisme durante años. Cargaba con él durante muchos kilómetros por los bosques. En cimas de montañas. Era una bestia, aguantaba todos los golpes que le daba. Eso fue en mi época más “experimental”, así que disfrutaba teniendo un montón de luz con la que jugar. Además, por aquel entonces no teníamos HSS, es decir, que se necesitaba más potencia que ahora para tomar imágenes a plena luz del sol. Después me compré los Profoto B1 en cuanto salieron. Me los he llevado por todo el mundo y siempre han vuelto conmigo.
¿Cómo cambiaron el B1 y la tecnología HSS tu fotografía y tu capacidad para obtener las imágenes que querías?
Para ser sinceros, tampoco es que los B1 reinventaran la física de la iluminación. Lo que me permitieron fue usar iluminación, una iluminación realmente potente, en lugares donde antes hacían falta más personas, más asistentes y mejores condiciones climatológicas. Básicamente, tenían todas las ventajas de los speedlights pero en un formato más potente.
También hago muchas fotografías de acción rápida y, aunque el HSS se suele usar para reducir la luz natural del sol, yo también lo uso para congelar los momentos clave en los deportes de acción. Ya sea para un deportista olímpico en el superpipe o un ultramaratoniano en los Alpes, el HSS es una función que uso siempre que hago fotografías en localizaciones.
¿Qué importancia ha tenido la portabilidad del B1 a lo largo de los años?
Recuerdo especialmente una sesión con The North Face en Hokkaido, Japón, el año pasado. Estaba trabajando con la esquiadora de snowboard Kaitlyn Farrington, medalla de oro olímpica, y sólo teníamos una tarde para conseguir “la foto”. Poco después de ganar la medalla de oro en Sochi, a Kaitlyn le diagnosticaron una enfermedad congénita de la columna vertebral y, aunque ya no compite, todavía es capaz de bajar las montañas realmente bien. Yo quería captar en las imágenes el entusiasmo y la energía de la personalidad y el estilo de montar en tabla de Kaitlyn... Pero descendiendo haciendo giros, no en el medio tubo como la han fotografiado siempre.
Por desgracia, era un día frío, con viento y nieve, y apenas podíamos ver a una distancia de 3 metros. Sin embargo, a pesar de todo, encontramos un bonito árbol en medio de una pendiente totalmente virgen. Pusimos el B1 colina arriba y sólo hizo falta un giro. Un giro para obtener la imagen perfecta a pesar de la nieve, el frío y la falta de luz.
¿Que consejo darías a la gente que desea triunfar en la fotografía?
No importa a qué tipo de fotografía te dediques, sé fiel a ti mismo y persigue lo que realmente te interesa. Haz que tu trabajo exprese una opinión y no trates de ser como los demás. La fotografía es como la música: cada uno tiene su gusto. A algunos les gusta Metallica y a otros Katy Perry. Y, aunque no te gusten, no se puede negar que los dos son artistas de éxito. Por lo tanto, sé fiel a ti mismo, expresa tu opinión sobre lo que haces y haz un trabajo que perdure. A algunos les gustará y a otros no tanto, pero eso es bueno, ¿no? Lo que no puedes hacer es un trabajo que tú y tus clientes penséis que está simplemente “bien”.