Dayron Vera siempre ha estado vinculado al mundo artístico como bailarín profesional de ballet. Toda la emoción y el movimiento que transmite le generó una necesidad fotográfica de congelar el momento para que durase siempre en la imagen al mismo tiempo que transmitía el movimiento del que procede ese instante inmortalizado.
La idea de esta sesión viene rondando a Dayron Vera desde que bailaba e interpretó el rol de Enrique VIII, "en una obra de ballet que contaba su romance con Ana Bolena, con coreografía del gran Christopher Wheeldon".
Ahora llegó el momento de ponerse al otro lado del escenario (y la cámara) y "reunir a los bailarines, explicarle de que iba la trama, pero sobre todo era crear como debería ser el set para que envolviese la trama".
Dayron nos habla también de cómo recreó la escenografía: "el set lo cree pensando en un retablo de la época, donde se representaban las obras, y al mismo tiempo como si fuese una de las alcohobas donde el rey conquistaba a sus futuras reinas, el ambiente debería aparentar un momento muy personal, donde se pudiese mostrar no sólo al hombre que reinaba, sino a la persona que vivía dentro de ese personaje, con sus miedos e inseguridades, incluso con su devoción no declarada hacia Catalina de Aragón su primera esposa".
Qué mejor sitio para hacerlo que en la escuela de alto rendimiento de ballet clásico CORELLA Dance Academy que le brindó uno de los mejores espacios que se pueden encontrar a día de hoy en Barcelona, un sitio donde podía colgar un telón que estaba hecho para las medidas de un escenario y que en un estudio de fotografía hubiese sido imposible de usar"también toda la sesión está hecha junto a una ventana la cual daría esa sensación de alcoba, de intimidad. La iluminación fue bastante simple, dos B1 del lado de fuera de la ventana, usando un Profoto Octa 150cm y una Deep Umbrella XL con difusor, dentro tenía montado otro B1 con una Deep Umbrella L bien cerca de los bailarines para crear una luz muy suave y natural.
Mi momento favorito de la sesión fue la foto grupal, ya que tuve a todos los bailarines al mismo momento y tenía que recrear de manera muy particular cada rol que rodeaba a Enrique VIII, desde su primera esposa, hasta sus amantes, sobre todo humanizandolo.
El resultado final, pues ha sido un Enrique VIII muy distinto a la tradición, llevado a un lado más artístico y de baile.