La primera experiencia de las fotógrafas suecas Mira & Thilda con el flash no fue demasiado buena y, por ello, dejaron aparcado su sueño de dominar la luz. En su lugar, confiaron completamente en la luz natural, con todas sus limitaciones. Unos años más tarde, probaron la serie de Profoto A1 y todo cambió. En la siguiente historia nos explican por qué.
Cuando nos adentramos en el mundo de la fotografía hace 10 años, compramos también nuestros primeros flashes. Pero eran demasiado complejos y nunca obtuvimos exactamente lo que estábamos buscando, así que los dejamos aparcados. Cuando comenzamos a trabajar con los flashes de Profoto, descubrimos todo un mundo de posibilidades y nos gustaría compartir con vosotros algunas de las lecciones que hemos aprendido y que nos han ayudado en nuestra trayectoria profesional con el flash.
Hemos aprendido que el flash es más útil de lo que pensábamos inicialmente
Antes, pensábamos que el flash no era necesario para exteriores. Pero pronto descubrimos que puede ayudar a que tu retrato destaque más del fondo y a añadir más profundidad a la imagen.
Descubrimos que el flash no queda mal si sabes cómo utilizarlo
¿A que tú también tienes la típica foto sacada con flash en la que tu cara sale totalmente blanca y borrosa y apenas puedes saber quién aparece en la imagen? Este era el resultado que conseguíamos cuando comenzamos a utilizar el flash. O demasiado brillante, o demasiado oscuro, pero nunca lográbamos la sensación que buscábamos. Sin embargo, al igual que ocurre con la cocina o con cualquier otra labor creativa, es importante contar con las herramientas adecuadas. Nadie se convierte en un Master Chef de la noche a la mañana. Y lo mismo ocurre con la iluminación: es importante contar con las herramientas adecuadas, practicar y no tener miedo al fracaso.
Elegimos flashes que no eran complicados
Para nosotras, la cámara y el flash son tan solo herramientas que forman parte de todo el proceso creativo. Lo único que queremos es que todo funcione para poder centrarnos en la parte divertida: ser creativas. Puesto que el Profoto A10 y otros flashes de Profoto son muy fáciles de utilizar, tenemos la oportunidad de hacer precisamente eso. Tan solo debemos ocuparnos de encender el flash, colocarlo en la posición que queremos con relación al modelo y empezar a probar. Si no nos gusta el resultado, lo retocamos, movemos el flash y lo ajustamos hasta que conseguimos el aspecto que estamos buscando.
Aprendimos cómo funciona realmente la luz
Sacar una fotografía es algo bastante técnico. Necesitas que la cámara, el flash y el modelo funcionen contigo en perfecta simbiosis. Y cuando este ocurre, tu creatividad no tiene límite. Se abre un mundo de posibilidades. Estamos convencidas de que la luz es el elemento más importante de cualquier imagen. Y cuanto más aprendas sobre cómo funciona el flash, más cerca estarás de crear las imágenes que deseas. Para nosotras, asistir al curso de Reglas básicas de la iluminación, impartido por el experto en iluminación David Bicho, nos ayudó muchísimo en este aspecto.
Aprendimos a trabajar en exteriores y en estudio
En nuestra bolsa de la cámara nunca puede faltar el flash A10, independientemente de lo que fotografiemos. Podemos enfrentarnos sin problemas a un día completo, ya sea en el estudio o en exteriores. Aunque nos preparemos para un día soleado, no tendremos problemas si empieza a llover. ¡Y eso es lo divertido de la fotografía!
Hemos desarrollado un estilo uniforme
Te dediques a lo que te dediques, nos atrevemos a decir que siempre sueles desarrollar el estilo que te gusta. Algunos chefs cocinan comida italiana, otros japonesa. Y lo mismo ocurre con los fotógrafos. Cuando aprendimos a combinar la luz natural con el flash, de repente pudimos sacar fotografías en lugares donde antes era imposible por falta de luz o porque las condiciones de iluminación no eran adecuadas. Esto nos facilitó muchísimo mantener un estilo uniforme en cualquier lugar o condición meteorológica.
Descubrimos que el flash nos daba libertad para crear
Una vez que aprendes la técnica para controlar la luz y consigues el resultado que estás buscando, es realmente gratificante. Se abren ante ti oportunidades completamente nuevas y, de repente, puedes fotografiar de diferentes formas sin limitaciones. Aun en el día más sombrío y lluvioso, puedes crear una imagen que parezca estar sacada de una preciosa puesta de sol en una isla tropical. Si esto no es libertad, no sabemos qué puede serlo.