La intención de Profoto con su Pro-10 de alta gama, el flash de estudio más rápido que existe, es cambiar las posibilidades creativas de que disponen los fotógrafos para la captura a alta velocidad y el disparo de ráfagas. Por ello, el fotógrafo deportivo Simon Derviller estaba intrigado por probarlo.
A lo largo de sus 25 años de carrera, Simon se ha convertido en el fotógrafo favorito de docenas de marcas internacionales y organizaciones deportivas gracias a la reputación ganada por sus imágenes definidas y perfectas.
“Se trata de una combinación entre entender el deporte y dominar el arte de condensar la personalidad de un deportista”, explica el fotógrafo de 45 años de edad, que una vez apareció en el reality Britain’s Next Top Model como fotógrafo invitado.
“Hay que estudiar el sujeto y comprender todos los pequeños detalles característicos de la persona, en especial la técnica y los gestos”.
Simon, que ha obtenido infinidad de grandes logros profesionales, se esfuerza en señalar el más memorable. “Fui seleccionado como fotógrafo del Reino Unido para fotografiar a los atletas del equipo olímpico británico en una serie de arte internacional, antes de Londres 2012”, recuerda.
“Fotografié el mayor acuerdo de patrocinio en el fútbol cuando Standard Charter se convirtió en el patrocinador de la camiseta del Liverpool FC. Además, tuve el honor de retratar a los ganadores de la Copa Mundial de Rugby de Inglaterra, Martin Corry y Ben Kay”.
Un aspecto esencial del estilo distintivo de Simon es su habilidad para la iluminación mientras captura acción a toda velocidad, algo que a menudo resulta difícil de lograr incluso para los expertos en este campo. Así que Simon fue la elección perfecta para realizar una campaña publicitaria para el Pro-10 y tenía muchas ganas de ver lo que podía hacer.
El objetivo del nuevo flash es permitir a los fotógrafos lograr más en la cámara y disminuir la necesidad de correcciones tras la captura.
“Quería hacer algo que me permitiera decir: ‘Chicos, así era antes la fotografía, podéis hacerlo de verdad’”, explica el fotógrafo nacido en Hertfordshire.
“El principal atractivo del Pro-10 es que permite capturar velocidades extremas y los detalles más sutiles. Así que pensé: voy a hacer algo que no se haya hecho y que hasta ahora no se podría haber hecho sin un montón de retoques”.
Simon decidió fotografiar a un atleta de élite saltando hacia la cámara a toda velocidad.
“Antes de que existiera el Pro-10, habría sido casi imposible capturar esta imagen en estado puro”, comenta. “Cuando usas el flash a poca distancia, no existe ningún sistema de enfoque automático en el mundo que esté a la altura, y yo quería capturar cada grano de arena que saltara del foso cuando el saltador de triple dos veces olímpico, Nathan Douglas, tomara tierra.
“Además de eso, quería capturar el fondo con la luz disponible de la pista de entrenamiento, es decir, que lo más importante era la duración del flash, no la velocidad de obturación. También necesitaba una gran profundidad de campo para que la imagen se viera definida de arriba abajo, lo que significaba que hacía falta potencia, ¡y vaya si la ofrece este generador!”.
Simon se tumbó en la arena y capturó la imagen con su Nikon D5 y un objetivo fijo de 35 mm. En la sesión, usó máquinas de humo y reflectores (cuatro Magnum Reflectors y cuatro Zoom Reflectors), y situó una fuente principal de luz blanca a la derecha, respaldada por un flash de recorte con un filtro de gel azul.
A su izquierda, usó un flash con un filtro de gel naranja enterrado bajo la arena, directamente detrás de la acción, y otro flash de recorte con filtro de gel naranja a la izquierda. Todo esto y, además, los cuatro Generadores de estudio Pro-10 ajustados a media potencia.
“Cuando el Pro-10 se dispara a alta velocidad, es como estar en una tormenta”, explica. “El sonido del flash es tan nítido que, cuando vas a revisar la imagen en la pantalla, sabes que has capturado algo realmente impresionante. No se parece a nada que haya probado antes.
“Fui capaz de lograr una apertura de f/22 a 1/200 s, lo que me permitió capturar la luz real que había disponible y obtener una imagen mucho más real que si hubiera tenido que recomponer la imagen”.
Al pensar en aquella sesión, Simon siente una verdadera admiración por el Pro-10. “Lo que ha hecho por mí es volver a convertirme en fotógrafo y hacerme olvidar los problemas técnicos del tipo: ‘¿Mi flash será capaz de capturar esto?’
“Es como tener una nueva licencia para crear. Ya tengo varias ideas estupendas para el futuro, por lo que todo será muy emocionante”.
Este artículo se publicó originalmente en la revista Professional Photography.
Si deseas ver más trabajos de Simon, echa un vistazo a su sitio web.