La italiana afincada en Londres, Rossella Vanon, lleva más de una década en el crisol de culturas que es la capital británica. Durante este tiempo se ha labrado un nombre como una de las fotógrafas más reconocidas del Reino Unido, y una de las mejores profesoras de fotografía. Le preguntamos cómo desarrolló su estilo propio y qué es lo más fascinante de la fotografía de belleza.
Aunque parezca mentira, Rossella Vanon comenzó su carrera haciendo macrofotografía de naturaleza y paisajes. No obstante, el hecho de capturar imágenes de naturaleza muerta se volvió demasiado inocuo y Rossella se aventuró hacia el desconocido, pero emocionante, mundo de la fotografía de personas.
“Empecé experimentando con la moda y la belleza en 2010, pero entonces se trataba más de lograr ‘retratos elegantes’, colmados de ensayos y procesos de prueba y error, que de realizar auténticas sesiones fotográficas de moda o belleza. Aquel año supuso un importante período de transición para mí”.
Entonces, ¿qué es lo más cautivador de la fotografía de moda y belleza para ti?
“El proceso de creación de la sesión fotográfica, sin lugar a dudas. Me encanta el propio momento de hacer las fotografías, cuando ya se ha configurado todo el estilismo y la iluminación y solo queda inmortalizar la perfección”.
Rossella cree que el “estilo personal” llega con el tiempo, cuando se fotografía lo que uno ama.
“Al comienzo de mi trayecto en el mundo de la fotografía experimenté con elementos diferentes, por lo que mis imágenes tenían muy poca base en común. Sin embargo, continué fotografiando lo que me gustaba, dedicando mucho tiempo a los proyectos personales para asegurarme de que mi portfolio mostrara no solo mis imágenes, sino también mi punto de vista, con la esperanza de que algún día todo mi trabajo se convirtiese en una obra coherente, algo que al final terminó por suceder”.
Afirma que hoy en día sabe dónde está su corazón, y ha sabido acotar su ámbito fotográfico y la manera de llevarlo a cabo. Cuando se le pregunta acerca de los ensayos en la fotografía de belleza, Rossella señala que el tiempo y la continuidad son, sin lugar a dudas, los dos mayores desafíos en la composición.
“En las sesiones fotográficas de moda y belleza siempre hay muchos cambios de ropa, de peinado y de maquillaje, además de otros elementos. Un fotógrafo debe asegurarse de que todos estos cambios presenten variaciones suficientes entre sí y, al mismo tiempo, de que no se desvíen demasiado de la sensación y la temática globales del proyecto.
“He pasado mucho tiempo cuidando la producción y la dirección artística de la sesión fotográfica, lo que la mayor parte del tiempo me permite encargarme de elegir a los modelos, de la iluminación, de los colores y de muchos otros elementos importantes en los que puedo dejar mi sello”.
En cambio, la parte de los proyectos que menos le complace es la logística previa a la sesión fotográfica: reunir todo el equipo; conseguir las localizaciones, los estudios o los permisos; el transporte; las instalaciones para que se cambien los modelos, etc.
“En esos momentos, por lo general, desearía haber contratado a un productor”.
Pero es también entonces cuando se produce la lluvia de ideas y se generan los paneles conceptuales, que es una de sus etapas favoritas del proceso.
Rossella explica que prefiere estar “superpreparada”, por lo que siempre elabora un plan de acción antes de una sesión fotográfica.
“Si hay algo que he aprendido en estos diez años en la industria es que planificar está genial, ¡pero saber cómo trabajar cuando los planes fracasan es aún mejor!”
La iluminación es uno de sus elementos favoritos a la hora de planificar y ejecutar. No dispone de una configuración estándar; en cambio, prefiere experimentar con el equipamiento y los efectos.
“Algunas veces mis configuraciones están compuestas por una luz, otras veces por seis. Cuando se lleva a cabo de forma correcta, la iluminación es el pegamento que mantiene unidos a todos los elementos, dejando que las imágenes cuenten una historia nítida en la que el espectador se vea implicado. Ese es mi objetivo en cada sesión fotográfica”.
Rossella suele trabajar en su estudio con flashes compactos de Profoto. Hace poco empezó a utilizar el D2.
“El flash me permite trabajar con la comodidad que me ofrece mi estudio y aun así recrear la luz natural con todos sus tonos y mucho más.
El D2 de Profoto es rápido y fiable y la temperatura del color se mantiene uniforme durante todo el día, lo que resulta ideal para las sesiones fotográficas en las que el color es el elemento clave, como ocurre en la fotografía de belleza”.
“Cuando utilizo Profoto siempre tengo la sensación de que son flashes hechos por fotógrafos para fotógrafos. Son tan intuitivos y funcionales que facilitan mucho la iluminación y puedo crear exactamente lo que quiero.
Es verdad que un buen equipamiento no te convierte en un buen fotógrafo, pero ser capaz de concentrarte por completo en la fotografía, sin las distracciones que puede ocasionar un equipo complejo o poco fiable, sí lo hace”.